lunes, 22 de marzo de 2010

Replícame

Chile earthquake
Magnitud 8,8
Los minutos de terremoto son una marca indeleble en la memoria de todo el que se remeció con la tierra. Angustia que creció luego en lapsos de una nueva rememoranza en la forma de una réplica.
La intensa sacudida no daba espacio para que sus "ecos" fueran imperceptibles. Cada uno paralizaba por momentos la mente y traia temores de que el movimiento fuera in crescendo como la fatídica madrugada de aquel sábado.
Luego la excepción se hizo la regla. La réplica se convirtió en lo normal, en lo cotidiano, en el momento que te toma en la calle, el Metro, la oficina y hasta en el baño, el remezón que acompañaba tus horas.
Las apuestas y clarividencias no se hicieron esperar, tanto por adivinos de oficio como por brujos amateur que afirmaban con todo el deseo que un nuevo sacudón marcara de la vida de otro sinnúmero de personas, como una invocación al mal de otros a cambio de ganar una apuesta.
Mientras, otro grupo obsesionado parece vivir en la página web del servicio estadounidense para revisar todas y cada una de las réplicas, y demandando airadamente cuando los movimientos no eran registrados al segundo siguiente de ocurrir.
Y así los días del terremoto se convirtieron en una fuente de cultos de nueva era, informatizada, adivinatoria y esquizoide.
Sin hacer o decir nada, sólo esperando la nueva réplica.

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