martes, 23 de marzo de 2010

Café con piernas (peludas)

Una de las expresiones que más delata la dualidad chilena o esa forma extraña que tienen para ser modernos en unas cosas al mismo tiempo que son ultra conservadores casi en ese mismo punto, son los café con piernas.
Eso ir a tomar café para deleitarse viendo las desnudas piernas de señoritas en un cotidiano espacio que en otras partes del mundo servirìa más como excusa para leer el diario o contar los chismes del día.
En un intento por socavar lo que a un grupo le parecía una idea machista, se inventaron un café con piernas para ellas pero que fracasó en su intento por revelar la anatomía masculina que me imagino lucía un poco más peluda que sus contrincantes.
Pero las piernas son más que una simple costumbre de mirada, son el elemento esencial que recorre muchos espacios del criollo.
No es menos cierto que en buena parte de los sitios a los que vas a comerte un sandwich o un almuerzo ligero tienes que quedarte de pie comiendo en unas singulares barras repletas de propios y ajenos, sin mesa reservada ni servilletas en los muslos.
Y así se sucede un sinfin de lugares con las piernas como protagonistas: los bancos, el metro, etc.
Pero el primer punto de este hilo narrativo, los café con piernas, también han sufrido mutaciones. Hoy en día algunos de los que iniciaron como inocentes exposiciones de extremidades parecen más una vitrina de carne y movimientos alejados de lo que apenas sugerían sus predecesores.
Mientras en Santiago, la gente sigue, viene y va, sobre sus dos piernas. Algunas depiladas y otras velludas, dibujando su camino hacia destinos que ignoramos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario