miércoles, 24 de marzo de 2010

Overcharged or charge is over

03.01.10 Unsaid
En medio de mis convulsionada existencia, de pronto perdí el horizonte: mi blackberry se quedó sin batería.
Una mañana particular en la que compruebas que las cosas en Santiago tienden a servir un poco mejor y que vas a una notaría y en cinco minutos sales con el documento notariado y luego vas a la Cancillería a legalizar un documento y no hay fila, no hay papeles en las paredes, no hay numeros de cuentas, no hay requisitos adicionales, no hay días hábiles, sólo te sientas rápidamente y muestras el documento que tanto te costó conseguir y ahí mismo -frente a tus ojos- le ponen un sello, lo firman y te dicen que está listo, mientras tú con sonrisa de quien no se va a dejar burlar por la cámara indiscreta que seguro se esconde en alguna parte de la sala preguntas con voz quebrada: eso es todo?
Y la señora te ve como preguntándose de qué estás hablando.
Corres desesperadamente y sacas el blackberry del bolsillo y lanzas un improperio en medio de la calle. El blackberry que pusiste a cargar toda la noche está casi por apagarse y no son ni las 10 de la mañana.
Luego llegas a la oficina, te quejas, todos se quejan y sales de nuevo.
El ministro no está muy dado a declarar pero amablemente atiende las preguntas. Nada.
Corres de nuevo a la oficina, comes y sales a una feria que no puede ser en sitio más incoveniente que el aeropuerto, sí, ese mismo que se le cayó una pasarela y tuvo una cuantos daños por el terremoto y ahora opera cual damnificado en un carpa.
Calor. Sol. Una meta lograda, entrevista enviada. De nuevo a la oficina.
Otro día más. Un teléfono de emergencia aparece para suplir tu falta de blackberry, pero es sólo un teléfono. Lo miras con un poco de lástima. Piensas en que nada es como un blackberry.
Acaba el día y ni llegas a la telenovela. Otro día. No más.

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