domingo, 1 de enero de 2012

Una página en blanco. Un nuevo comienzo para armar la historia que se resume para términos prácticos en 365 días o lo que le llaman un año. Lo que siempre me ha gustado es que la página del año inicie también con una nueva edad, es como empezar desde el principio. Para pocos es secreto que el capítulo del 2011 dejó sabores amargos con tinta indeleble que, sin embargo, me han permitido hacerme un poco más experimentado en lo importante del significado de vivir. El año pasado viví el temor más grande a los que un ser humano se puede enfrentar como lo es perder a las dos personas que más amas en el mundo: tu madre y tu pareja. Afortunadamente, la vida al menos me dio una segunda oportunidad con mi madre, para buscar nuevos caminos para reencontrarnos, para aprender y crecer. En tanto, la huella de la muerte también me dejó importantes cosas que atesoro como el cariño de mucha gente cercana y lejana, el apoyo que uno necesita en los momentos más tristes. La fuerte experiencia también trajo mucho de positivo, conocer y solidificar lazos con grandes y bellas personas nuevas en mi vida: mis nuevos grandes amigos Luis y Magda, la consejera Paz, y los siempre queridos y nuevos familiares Moni y Moi. Y así una lista grande de personas que han tenido un peso importante en mi hoja de vida que seguramente si intento nombrar a más personas voy a dejar a muchas importantes por fuera. Algunas quedaron, otras pasaron, pero todas con un significado particular. Recuerdo que los balances de viajes siempre me han gustado y recuerdo para el 2011 desde las reiteradas vueltas a Valpo, Sierra Gorda, Cachapoal, Los Bronces y mi Buenos Aires querido. Para este espero poder disfrutar más del país que tan gentilmente me abriga ahora. Laboralmente también promete escribirse una nueva historia, una nueva página. Desde un retorno a mi habitual labor de corresponsal tras el agitado 2011, y los nuevos proyectos en arte y fotografía que me ilusionan y me abren definitivamente un camino promisorio. La danza me ha traido tantos momentos de felicidad que es imposible imaginarme la vida sin ella. En fin, siempre es sano hacer balances porque te pone en perspectiva y te da un cable a tierra. La vida es rica en enseñanzas y uno debe recordar que lo importante y básico es respirar y reír, con eso va llegando todo. Agradezco a cada uno estar siempre ahí.

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