viernes, 2 de abril de 2010

Sin saumerio ni velas moradas

Cada quien celebra la Semana Santa o Pascua como lo marca inexorablemente su país.
Lejos de sentir el impregnante olor a saumerio en torno a los templos en Caracas, pasar entre vendedores ambulantes o "buhoneros" para intentar llegar de cualquier lado a otro en las calles del centro de la ciudad mientras observas como la misma mercancia -formada por ramos de trigo, cruces del palma y velas moradas- te hace sentir que estás siempre pasando por el mismo lugar, Santiago luce de los más calmada por estos "días santos" incluso en pleno centro.
Las algunas iglesias, en buena parte lastimadas por la destrucción del terremoto, permanecen cerradas sin el mínimo indicio de que las celebraciones liturgicas se están celebrando de alguna manera. La Catedral en reparación ofrece un restringido recorrido a media luz debido a la ausencia de alumbrado y recurre a grandes focos de estadio para asegurarse la iluminación en los días requeridos.
Pese a profesar un intenso apego a la religión católica, los habitantes de Santiago no parecen muy devotos de cumplir con los mandatos de las fechas y más bien parece que la ciudad aprovechara el viernes uno de los pocos días festivos que tiene esta nación, que particularmente tampoco celebra carnaval.
Lo extraño es que el festivo tiene un alcance sin precedentes: las minoristas estaban cerradas! Y es que ver Ripley o Falabella cerradas puede causar conmoción en los ávidos requerimientos consumistas de la ciudad.
Así que la gente pasea como cualquier domingo, esta vez sin un templo al que adorar, los religiosos por estar golpeados por el terremoto y los de consumo porque cumplen con perdonar un día los bolsillos de la sociedad.

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